06 julio, 2006

La ley del embudo

En una analogía a la celebérrima Ley de la botella (el que la tira va a por ella) , o la la igualmente conocida Ley del vaso (el que la tira no hace caso), una lumbrera enunció la Ley del embudo como "Te la meto y tú no pudo". Toda una eminencia, ya veis.

Dejando las tonterías a un lado, me pongo con un tema del que quería escribir desde hace unas cuantas semanas. Quizá un par de meses o tres. La ley del embudo a la que yo me refiero es algo así como el doble rasero a la hora de medir. Podría traducirse por algo parecido a que no utilizas las mismas escalas para evaluar las actuaciones ajenas y las propias. Y eso puede resultar bastante negativo. No se puede exigir a una persona que haga o deje de hacer cuando tú no eres capaz de predicar con el ejemplo. Eso que dicen los curas de: "Hijos míos, haced lo que yo diga, pero no lo que yo haga" siempre me ha parecido un tanto reprobable (aunque yo también haya caído alguna vez en esa filosofía).

Se me acaba de agotar la imaginación, y no sé muy bien cómo seguir el post. Podría guardarlo como un borrador y volver a escribir otro día, pero no me apetece mucho, así que lo dejo como está. No sé si os habréis enterado de algo, o si alguna vez habréis estado en la situación, pero bueno, con dejar escritas mis vivencias, me vale.