29 junio, 2006

Una de deportes

Se supone que hacer deporte es bueno para la salud. Se supone que desde los tiempos de los griegos (los antiguos, no los de la sección de contactos) el espíritu olímpico era símbolo de paz, de alto en las guerras. Vamos, que lo que viene siendo el deporte tendría que estar bien visto. De hecho, si te confiesas seguidor de alguna disciplina poco convencional puedes incluso ganar el respeto de alguno de tus oyentes en la tertulia de turno a la hora del café.

¿Por qué entonces, si el deporte es tan bueno, los intelectuales de turno cargan contra cualquiera que opine sobre el fútbol?

Los que me conocéis un poco más sabéis que siempre he defendido el no hacer deporte. Para mí es mucho más gratificante estar tirado en el sofá leyendo, escuchando música o viendo una buena peli. Sin embargo, sí que me gusta ver por la tele los deportes. Sobre todo cuando hay alguna competición grande, como los mundiales. Ya sean de fútbol (como los que hay ahora mismo), de baloncesto, de billar o de petanca. Me gusta también ver tenis, Fórmula 1, alguna carrera de motos, waterpolo, balonmano... Vamos, casi de todo. Pero si ahora mismo dejo una entrada hablando de la actuación de la selección española en Alemania alguien arremeterá contra todos aquellos que vemos fútbol y que contribuimos a pagar los millonarios sueldos que los jugadores cobran.

Pues sí. Me gusta ver partidos de fútbol. Me gusta pensar que la selección puede hacer algo en cada competición a la que va. Y no es que sea el más patriota. No creo en esas cosas. Pero me gusta ver los partidos rodeado de mis amigos, gritar cuando marcamos y cagarme en la puta madre de quien toque cuando nos casquen un gol. Cuando termine el partido me voy a mi casa y duermo tan tranquilo, pero mientras tanto he pasado un rato divertido. Y cuando llegue el 19 de agosto, veré el Mundial de baloncesto. Y el domingo que viene veré la F1. Y ahora seguiré Wimbledon.

Y todos aquellos que se empeñan en decir que estamos atontados por el fútbol, que se vuelvan a sus cosas. Es cierto que mucha gente lo vive de una forma desmedida. ¿Y qué? ¿Sólo por eso me vas a mirar mal a mí cuando haga un comentario? Pues mira, aquí lo tienes: Me ha gustado lo que ha hecho la selección durante este mundial. Por fin han jugado a tocar el balón, a controlar, por fin hemos empezado dando un poco de miedo. El problema es que cuando llegan los momentos importantes, nos entra el miedo escénico a nosotros. Pues nada, habrá que pulirlo. Y otra vez será. En la Eurocopa de 2008 volveremos a pasárnoslo bien. Y el que no quiera ver a veintidós tíos sudorosos corriendo detrás de una pelota, que no lo haga. Pero que no me machaque los oídos con soplapolleces por haberme pasado unos días compartiendo unas cervezas con mis amigos delante de una tele.