22 julio, 2006

In the saw (Chiste malo)

Ya estoy de vuelta en Coslada otra vez :( Con lo bien que se estaba en la sierra, casi pasando frío en la terracita... Os relato por encima cómo he perreado estos días.

Como ya os dije (y si no, os lo cuento ahora), el martes partí de mi villa natal para tirarme unas jornadas en un pueblo de la sierra madrileña llamado Colmenarejo. Allí tiene un piso cierto amigo mío de nombre Eduardo, Edu para los que le conocemos, y que en realidad llegó a nosotros por medio de Diego, con el que estudió en Navales (Edu sigue ahí metido; Diego huyó vilmente hacia la informática). El caso es que todo comenzó de una manera un tanto accidentada, porque Edu tenía el coche en el taller, y eso causó que Juanito y yo nos tuviésemos que ir en tren hasta El Escorial, donde los demás nos recogieron en el coche de Felipe tras haber dejado en casa todo el equipaje. Y con esto creo que quedamos nombrados los cinco integrantes principales: Edu, Diego, Felipe, Juanito y yo. También se nos unió mi tocayo Tasti, pero sólo estuvo un día, así que ni lo contamos XDD

La casita está bastante bien montada: tres habitaciones, dos baños, su saloncito con terraza, una cocina con otra cosa parecida a una terraza... Y, lo más importante, una pedazo de piscina enorme para la urbanización que apenas se llenaba. Una de las primeras cosas que hicimos fue ubicarnos en la casa, durmiendo Felipe solo en una habitación (es una putada que te despierte su alarma a las ocho de la mañana para tomarse las pirulas), Diego y Edu en la cama de matrimonio, y Juanito y yo en la otra habitación con camas separadas. La verdad es que dormir, lo que se dice dormir, hemos dormido más bien poco. Así pasa, que hoy estoy que me caigo.

¿Y por qué no hemos dormido? Pues porque nos hemos pasado las mini-vacaciones jugando al Tabú, al Bang!, a la pocha, al Jungle Speed, bebiendo, escuchando música y, sobre todo, hablando. Durante el día, así como por las noches. También he de decir que hemos comido bastante bien, a falta de un poco de verduras, motivo por el cuál estábamos un poco podridos por dentro. Aún así, debo felicitar desde aquí a los cocineros. Otro motivo por el que no hemos dormido mucho es que algún tocapelotas se ha dedicado a no dejar a los demás descansar en condiciones. La verdad es que hay quién ha sido un poco cansino (Dekcard disimula mirando al techo mientras silba, y ve que Diego hace tres cuartos de lo mismo).

La piscina ha sido otro de los puntos fuertes, porque los bañitos venían de miedo para quitar el poco calor que nos ha hecho, y en el césped tirados hemos vagueado como unos señores. Una lástima que las mujeres que había no superasen cierta edad... O que yo me esté haciendo un viejuno. Si a esto de la piscina le sumáis la terracita que tenía al lado para tomar cañas y las croquetas caseras que servían, el resultado es que cuando sea mayor quiero tener mucho, mucho dinero para poder permitirme cosas así. El único pero que se le puede poner es que tardaban dos mil millones de horas en servirnos (quizá no imponíamos mucho con nuestras pintas de manzanillos), pero lo compensaba la camarera, que tenía su aquél.

Cambiando un poco de tercio, la noche del jueves salimos por El Escorial. Un sitio muy bonito, sí... Tiene calles, y casas, y hay personas... Por la noche se encienden las farolas... Es que no sé qué contaros, la verdad. Sólo encontramos un sitio por el que salir, y cuando digo un sitio, no me refiero a una zona, no. Quiero decir un bar. El caso es que aguantamos hasta las seis (que sepas que nos debes una por hacernos esperar hasta esas horas, y nos la cobraremos tarde o temprano), nos tomamos un desayuno que acabo de recordar que no le pagué a Edu y poquito más a contar. Bueno, que la camarera del sitio en el que estuvimos toda la noche estaba buena y era la mar de simpática. Lástima que no pasase nada...

A grandes rasgos, creo que eso es todo lo que se puede contar del viaje. Obviamente, queda una parte oscura y secreta que jamás nacie conocerá, hasta que la familia de aquel pobre chico empiece a atar cabos y la policía venga a nuestras casas para interrogarnos... Y ya sin más estupideces, termino la crónica pública convenientemente manipulada y recortada en detalles para que pueda pasar el escrutinio del censor. Pero no creáis que la cosa acaba aquí en cuanto a la semana de escapadas. Mañana me voy a casa de Carlos (tenéis el enlace de su blog en mi lista) a una mejicanada (como una barbacoa, pero con comida mejicana) que promete. Si por la noche quedo con Dani, al que tengo un tanto perdido, escribiré la historia de la comida pasado mañana. Y si no, cuando tenga tiempo, que para eso el blog es mío y aún tengo que hablar de la desaparición del formato UMD.

Hale, gambiteros y gambiteras todos y todas. Otro día sigo. A pasarlo bien.

1 Comments:

Blogger arrrggh said...

"nos tomamos un desayuno que acabo de recordar que no le pagué a Edu..."

A Edu no le puedes pagar nada porque te corta las manos.

25 jul 2006, 13:37:00  

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