17 marzo, 2008

Y yo que les tenía por una panda de cabrones...

El viernes pasado, como viene siendo costumbre todos los catorces de todos los marzos desde hace veintisiete años, fue mi cumpleaños (qué triste, releyendo la entrada del año pasado resulta que la empecé exactamente igual). Y lo tuve que celebrar, qué remedio.

El caso es que empezamos el jueves, que había partida de dardos (perdimos por 5-2, pero eso es lo de menos) y ya que estábamos jugando en un bar pues tuvimos que pedir unas sangrías que estaban cojonudas. Allí estuvimos Juanito, Diego, Dani y yo, que somos los jugadores oficiales del equipo, además de Tasti y Peña, nuestros reservas y/o animadoras XDD Yo sé que vinieron porque a partir de las 0:00 era mi cumpleaños, pero como seguro que se avergüenzan de admitirlo diremos que es que son unos desocupaos y vinieron a beber sangría ;) A las doce y tres minutos me llegó el primer mensaje, de David-primo-de-Diego, y ya no pude ver ninguno más porque estaba sin batería. Poco previsor, pensaréis. No, es que me quedé sin cargador dos días antes. A la culpable os la presentaré en la próxima entrada. Así pasamos la noche hasta las 4:00 más o menos, que llegué a casa y a dormir.

El viernes no aproveché para dormir (me desperté a las ocho y poco y ya no pude volver a dormirme), así que estuve jugando a la Wii por la mañana, antes de adecentarme un poco. Luego a eso de las 14:00 vino a buscarme Juanito y pusimos rumbo a casa de Diego, que nos invitó a comer a su casa una paellita cojonuda regada con el vino que aportó Tasti, que también estaba rico. Después de comer fui a casa de Richard a que me dejase un cargador para el móvil (gratis, no como mi otra opción que me iba a cobrar otro café ;P), saludé a sus padres, a los que hacía mil que no veía, y ya me volví a casa de Diego. Puse a cargar el teléfono y ya me empezó a llegar la avalancha de mensajes y avisos de llamadas. Jugamos un rato al Rummikub, interrumpidos un par de veces por gente que me llamó, y en una de esas pausas Juanito aprovechó para pensarse la jugada y ganar la partida. Yo quedé segundo con un puñetero punto...

Llegada la noche me arreglé y salimos a ver si nuestro Odín de toda la vida seguía abierto un fin de semana más, pero no. Lo habían traspasado ya, así que nos quedamos sin barra libre de cerveza y hubo que aclararse la garganta (y empañar los cerebros) en otros bares. Noche de risas, juerga y colegueo. Daría más detalles, pero ha sido un fin de semana muy intenso y no los recuerdo.

Pasamos al sábado, que es el día grande. A eso de las cinco salí de Coslada junto con Richard para ir a casa de Carlos, un apañero de la uni, que hacía una fiestecilla en su casa alcalaína. Vicios a la Wii, comer cosas ricas (sobre todo las galletitas saladas muy bien apuntadas para comprar por el hermano de Elena), echarse unas risas y demás. La verdad es que siento no haberme quedado más, pero la incompatibilidad de celebrar mi cumpleaños me lo impedía... Por eso nos tuvimos que volver un poco después de las diez, para prepararnos y estar a las doce en punto en el Kybalion, antro en el que pernoctamos últimamente y en el que me dejé una pasta para invitar a esta puta panda de alcohólicos que tengo por conocidos (y aún así hubo disconformidades con la bebida). Allí fue llegando la gente, y yo estaba cada vez más intranquilo, pensando en qué guarrada me podrían hacer (teniendo en cuenta que a Juanito le habíamos vestido de reno en el cumpleaños anterior...). Ya cuando me dijeron que estuviese un ratito sin pasar por la barra, que requerían mi atención, empecé a temerme lo peor. Entonces entró Juanito con su cello (violonchelo, para los que no lo quieran ver escrito en italiano) y se cascó tres canciones que me pusieron los pelos de punta: Bittersweet Symphony, Wonderwall y The universal. Un olé muy grande para él, como está mandado. Todo un regalazo. Después de eso, seguí haciendo de anfitrión, pasando de un grupo a otro (vino más gente de la que yo esperaba) y hablando más bien poco con todos. Luego ya llegaron los regalos, casi al final de la noche. Otro momento que me daba un poco de respeto, dado el vibrador que regalamos en el último. A un tío. Pero me volvieron a desconcertar haciéndome unos regalazos que también me encantaron. Para empezar, ropa: dos camisas y un pantalón (que tendré que cambiar porque me queda estrecho). Las dos camisas son como las que suelen llevar Alberto y Juanito, así que ahora yo también pareceré gay. Qué le vamos a hacer ;P Además, cayeron tres CD's: Grandes éxitos y fracasos - Episodio primero, de Extremoduro, Absolution, de Muse y Las siete y media, de Iván Ferreiro. Bien atinado todo, sí, señores. La fiesta siguió, pasamos del Kybalion al TBO (en este paso intermedio se cayó mucha gente, y a cambio vino otro crack que había estado ausente ;P), donde me tomé las dos únicas copas de la noche financiadas por Samuel, el primo de Diego que no es el que he mencionado antes. A eso de las seis y algo, cuando ya nos cerraban los bares, decidimos que casi mejor seguir en casa de Diego, así que para allá nos fuimos los últimos supervivientes: el propio Diego, que para eso ponía casa, Juanito, Kiko, Felipe, su colega, cuyo nombre no recuerdo, Samuel y Carmen. En circunstancias normales Chuso también se habría venido, pero digamos que sábado estuvo ocupado... Allí estuvimos riéndonos cosa mala, asobinándonos, bebiendo algunos un poco más, etc. Lo típico, vamos. A alguna hora indeterminada Carmen se largó a dormir, Felipe y su colega se fueron a casa de Juanito, y los demás fueron cayendo poco a poco sobados, no sin antes fichar a Kiko para nuestro Pijvs Magníficvs con contrato formal (o algo así XDD) y todo. Yo me quedé despierto jugando a la Wii (Diego, no me pasé el Tenkaichi 3 en tu casa porque ya me cansaba, pero en el de Bleach te he desbloqueado unos cuantos personajes), hasta que a las cuatro más o menos empezó a despertarse todo el mundo y fuimos a comprar comida para seguir ocupando la casa y ya de paso recoger a Chuso. Vimos la peli de Asterix y Obelix (la de Cleopatra) porque no encontramos nada mejor en castellano, hicimos zapping y no sé qué más. Ya rozando las doce decidimos que podíamos dejar de dar la brasa en casa de Diego, así que nos despedimos de él y de su hermano Javier, que debía de empezar a pensar que éramos muebles. Obviamente, fue llegar a casa, entrar a la cama, y caer roto hasta hoy mismo.

Como veis, no hay separación física (línea en blanco) entre el sábado y el domingo. Para mí han sido casi como el mismo día. Por eso os decía antes que hay un montón de cosas que no recuerdo en detalle. Ha sido un fin de semana muy repleto y muy difícil de olvidar en su conjunto.

Gracias a todos los que pudisteis venir a mi cumpleaños. Me lo he pasado de miedo, los regalos me han encantado (si no lo he demostrado es porque soy un tipejo poco expresivo, de verdad) y me he sentido la mar de bien. A los que no pudisteis venir, no sabéis lo que os habéis perdido ;P Y a los que no hayan querido, pues que os den por saco, panda de mala gente XDD

Muchas gracias también a los que se han acordado y me han felicitado, ya haya sido por mensaje, llamada o lo que sea. Creo que este año ha habido más gente que el anterior, y además creo que ha habido menos olvidos, y menos sonados (/me hace un gesto de mirar hacia el techo distraídamente...).

Aquí os esperaré el año que viene, aunque espero estar a muchos kilómetros de distancia de la silla en la que estoy ahora mismo.

-13

13 marzo, 2008

Aprendiendo a no abrir tanto la boca

Los que me conocen saben que Jarabe de Palo no es, en general, un grupo que me apasione precisamente. La canción de La Flaca me gustó, y alguna más por ahí, pero eso es todo. Ejemplos como Bonito dejan a las claras que Pau Donés no tiene ni puta idea de escribir canciones, por lo que deduzco que cuando ha sacado algo que se deja escuchar es por pura casualidad.

Ya cuando hace tiempo empezó a decir tonterías del canon me cayó aún peor, por esas cosas de meterse con su propio público, y ahora leo en el 20minutos que la costumbre de decir chorradas no se la va a quitar ni con aguafuerte. Según sus propias palabras en la entrevista que le han hecho: "Son tiempos difíciles para el negocio de la lírica porque la gente roba la música. Está tan jodido como que no tenemos dinero para grabar discos." Lo curioso es que, unas líneas más arriba afirma tener dos casas. Esto... Yo sigo viviendo con mis padres, así que lo mismo no soy un buen ejemplo, pero tengo entendido que la gente las pasa putas para comprar una casa. El tema de las hipotecas y tal. Y ahora resulta que el señor Donés tiene dos, pero no le llegan los euros para grabar discos. No lo pillo.

Otra de las perlas que suelta viene a decir que, por cada persona que pagará el canon digital, otras cien robarán música. Lo mismo este es otro de los que piensan que el canon se va a pagar sólo por CD's y DVD's, y no se ha enterado que nos lo van a clavar en copiadoras, discos duros, teléfonos móviles, tarjetas de memoria, etc. Vamos, que aquí va a pagar canon hasta el gato. Y eso de que le van a robar la música... Yo le presentaría el caso de artistas que ya están empezando a colgar sus discos en sus páginas web, y que luego piden la voluntad (creo que era Radiohead, pero que me corrija Peña si me equivoco), o el de Prince, que no sé si lo regalaba con un periódico o a la entrada de sus conciertos.

En fin, artistas en general, y al tipo este que no sabe cantar en particular, menos lloriquear de que la gente se baja los discos de internet, y más dar el do de pecho en los conciertos, que es lo que deja dineritos. La verdad es que es un problema el haberse acostumbrado a que eso de ser una estrella de la canción signifique dinero a mansalva, casas de lujo, viajes a todas partes, coca para regalar y otras maravillas de ricos. Tiene que ser jodido vivir como el resto de los mortales, currando como ellos y ganando lo mismo, ¿no? Pues es lo que hay. Ya me gustaría a mí currar de lo que más me guste, ganar una millonada (seguro que los del Jarabe no viven entre cartones) y encima seguir cobrando cuando mis obras ya estén obsoletas. Suena a una vida de la polla, como mínimo. Es una lástima que no esté por ahí colgado el vídeo de South Park en el que les mostraban a los niños cuán triste resultaba la vida de los cantantes cuando el desalmado público pirateaba sus discos, porque estaría bastante bien restregárselo al Donés por los morros.

Hale, niños, a ver si ahora en Semana Santa puedo dejar un par de entradas por lo menos, ahora que me he relajado del cabreo que me había levantado el pseudo-cantante este.